Interesante reflexión,
se divide mi corazón.
Se aburre el estudiante
con el aburrido profesor,
ese que habla
y no dice nada,
ese que lee,
que dicta,
que amarga.
Tomemos ejemplo
del profesor
que entra en la clase
y nos deja sin voz.
Los profesores y las asignaturas deben despertar, en los alumnos, ansias de aprender. Deben transmitirles una cierta afición, algunas dosis de emoción. Estudiar tiene que divertir, estimular, ser algo parecido a ver como se cuecen las magdalenas en el horno.
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